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Compra albaricoques frescos cuando estén en temporada. La temporada de los albaricoques es corta (aproximadamente de mitades de mayo hasta julio/agosto en el hemisferio norte; de noviembre a enero en el hemisferio sur). Chile, Sudáfrica y Nueva Zelanda exportan albaricoques frescos a los países del hemisferio norte durante los meses de invierno pero obviamente son más caros y no sabrán tan ricos.
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Selecciona el color y la firmeza. Escoge los albaricoques que sean firmes al tacto, gorditos y posean un color naranja o naranja amarilloso. Un toque rojo a menudo está presente. Busca una fruta que esté libre de imperfecciones, ya que los albaricoques se lastiman fácilmente. Aunque están más aguados, los albaricoques lastimados son ideales para usarlos en salsas, y le brindan humectación y sabor a pasteles. Así que si los consigues a un precio más barato, acéptalos.
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Madura los albaricoques en una bolsa de papel. Si no puedes comprar albaricoques que estén lo suficientemente maduros, usa una bolsa de papel para ayudarlos a madurar. Dobla la bolsa y mantenla en un cuarto a temperatura ambiente hasta que estén suaves. Déjalos fuera de la luz directa y los albaricoques madurarán de 2 a 3 días. Los albaricoques sin madurar pueden almacenarse a temperatura ambiente hasta por 5 días.
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Almacena los albaricoques en un refrigerador. Puedes colocarlos en un contenedor sellado y refrigerarlos hasta una semana. Asegúrate de que ya estén maduros, ya que no madurarán en el refrigerador.
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Usa los albaricoques que estén muy maduros de inmediato. Los albaricoques que ya están muy aguados y tienen un color naranja oscuro deben comerse de inmediato, o cocinarse antes de que les salga moho. Aun están deliciosos pero requieren más atención.
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Gira el albaricoque a la mitad para comer. Un albaricoque maduro se abrirá fácilmente girándolo y partiéndolo a la mitad. Esto revelará la semilla de un lado y ya podrás comerte la fruta.
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